Implicaciones redox en la disfunción del tejido adiposo

En las últimas décadas la obesidad ha sido reconocida como pandemia, desde entonces se ha motivado la investigación en profundidad del tejido adiposo.

Se reveló que el tejido adiposo posee una prodigiosa plasticidad morfológica y funcional asociada al flujo de glucosa y ácidos grasos de los adipocitos, bajo diferentes condiciones de nutrientes que orquestan el equilibrio del cuerpo humano.

El factor fisiopatológico clave de la obesidad es la disfunción del adipocito. El tejido adiposo disfuncional se caracteriza por alteraciones en el almacenamiento de sustratos metabólicos en adipocitos hipertrofiados existentes y en nuevos preadipocitos reclutados para la diferenciación.

Existe evidencia suficiente para considerar que la sobrecarga nutricional excesiva provoca variaciones del estado redox en las mitocondrias de adipocitos que intervienen en la regulación de la lipogénesis y la adipogénesis. El desequilibrio redox y el aumento de producción mitocondrial de especies reactivas del oxígeno son eventos claves para el desarrollo de la resistencia insuliníca.

El exceso nutricional persistente y la presión oxidativa constante pueden superar la capacidad antioxidante de la célula. El daño oxidativo especialmente a nivel de la expansión del tejido adiposo visceral puede preceder a la disfunción del adipocito y el desarrollo de otros trastornos metabólicos, incluso en individuos metabólicamente sanos.

Observaciones recientes de gran importancia clínica, indican que algunos antioxidantes específicos pueden sumar propiedades antiinflamatorias, aliviar el alto contenido de grasa a través de la mitigación del estrés oxidativo y mejorar el metabolismo lipídico. La modulación del metabolismo redox en el tejido adiposo por diferentes moléculas activas podría proporcionar una estrategia prometedora para la prevención y tratamiento de la resistencia a la insulina y síndrome metabólico.
En general, los suplementos antioxidantes no pueden compensar una dieta occidental ni el estilo de vida sedentario, pero si reforzar en paralelo la defensa antioxidante endógena previniendo el daño oxidativo de órganos y las posibles complicaciones tardías de la obesidad y la hiperglucemia.